domingo, 6 de junio de 2010

Domingo 27 de Junio de 2010. Lc 9,51-62

Quinta sección del evangelio (9,51-19,46), que abarca el viaje de Jesús a Jerusalén. Se divide en tres subsecciones: 1) Preámbulo (9,51-10,24); 2) Parte central del viaje (10,25-18,30); 3) Subida a Jerusalén (18,31-19,46). El punto central se sitúa en la denuncia de Jerusalén (13,31-35).

Preámbulo (9,51-10.24). En los prolegómenos de la sección del viaje, típica de Lc, se describen una serie de acontecimientos que culminarán en la designación de un grupo alternativo al de los Doce, los Setenta, de origen samaritano.

Decisión irrevocable. 51-56. Comienza el viaje que terminará en Jerusalén (19,29-48)desde donde Jesús efectuará su éxodo (9,31), designado aquí como ser llevado a lo alto (Hch 1,2. 11.22). El propósito del viaje es enfrentarse con Jerusalén/institución judía (también él, cf. Ez 6,2; 13,17; 21,2.7). Los mensajeros, que deben preparar el camino de Jesús entre los samaritanos (cf. 7,27: Juan Bautista, que lo prepara entre los judíos) les anuncian que Jesús va a Jerusalén (como un Mesías nacionalista inaceptable para los samaritanos), pero no que va a enfrentarse con ella; de ahí el rechazo (52s). Santiago y Juan, espíritu de violencia (cf. 6.27s); quieren repetir el castigo de Elías (2 Re 1,10.12); conciben a Jesús como a un nuevo Elías (reformista violento) (54). Increpar, el verbo usado para los endemoniados (4,35.41 y 9,42: "conminar")(55).

Los Setenta. 57-62. Llamada. Cuando los mensajeros, discípulos procedentes del judaísmo, han fracasado en su misión precursora, se abre un nuevo horizonte de discipulado. Nuevos discípulos, en número de tres, como los primeros mencionados (5,8-11); estos anónimos tipifican el nuevo grupo, de procedencia samaritana.

El primero se ofrece espontáneamente y sin condiciones, mira al futuro (57); el Hombre, labor infatigable, desarraigo de todo (58). El segundo es invitado (59); el padre, figura de la tradición (vínculo con el pasado), muerta como los que se atienen a ella (cf. Mt 8,21) (60). El tercero se ofrece, pero se siente ligado a su ambiente (61: mi casa/familia, figura de Samaría): la opción por el Reino universal rompe con todo particularismo (62).

Domingo 20 de junio de 2010. Lc 9,18-24

Falso y verdadero concepto del Mesías. Oración de Jesús antes de la pregunta decisiva. Opinión de la gente (cf. 9,7s). Opinión del grupo, expuesta por Pedro: el Mesías de Dios (=el Ungido o Consagrado por Dios, cf. 4,41; 23,35). La declaración identifica a Jesús con el Mesías nacionalista y viiolento de la expectación popular (4,34: "el Consagrado por Dios"). Prohibición de divulgarlo (21); conminó, como al endemoniado (4,35).

Jesús integra el concepto de Mesías en el más universal de el Hombre, que, además, incluye a los que reciban el Espíritu y lo sigan (cf. 5,24; 6,5). Su destino no es el triunfo terreno; oposición de los dirigentes (cf. 6,22s); la muerte no es la última palabra (resucitar) (22).

Todos (23), también los discípulos no representados por los Doce (cf. Mc 8,34). Negarse a sí mismo, renunciar a toda ambición de dinero, prestigio o poder; cargar con la cruz, aceptar la hostilidad de la sociedad injusta (6,22); cada día, constancia (8,15). La vida física no es el valor supremo; falsa y verdadera salvación (24).